Tuesday, September 13, 2016

Una historia de larga distancia...

El día de ayer, una persona me visitó con un caso extremo: durante un viaje, se enamoró de otra persona, de un país conservador, de otra religión, y ya llevan un año intercambiando mensajes... La plática fue larga donde describió las circunstancias del encuentro... un encuentro platónico que revigoró mi creencia en el amor inocente!
Posterior a este encuentro, hubo un envío internacional de regalos sencillos, muy significativos. El intercambio de mensajes sigue siendo cortés con alusiones imperceptibles a los sentimientos evitando cualquier aclaración tangible. Se puede inferir que la situación parece irreal y desesperada, pero las emociones y las lágrimas la hacían real, y la intuición reflejaba una mutualidad: se notaba que eran sentimientos recíprocos amenazados por el realismo. Cada uno tiene su vida hecha en lugares opuestos del globo terráqueo, hablando con un idioma no nativo para entenderse. Sin embargo, el amor no conoce geografía, ni culturas, ni limitaciones, ni religiones, ni condiciones, ni costumbres, ni imposibles.
Después de acabar la botella de whisky, de llorar varias veces, había que aterrizar algo palpable, un plan de conquista, un camino de encuentro para darle chance a estos sentimientos de crecer.
Por experiencia en las relaciones a distancia, sé que, para florecer, uno de los dos tiene que emprender un gran sacrificio: mudarse al lugar del otro, aprender el idioma, acomodarse y crearse una nueva vida. Mi amistad estaba dispuesta a dejar todo, echar todo por la borda por un capricho ya que no había ninguna promesa todavía. Se le notaba un entusiasmo delirante por hacerle caso a su corazón. Mientras esto se considere un apogeo sublime y noble en el mundo del amor, no existe una garantía, ni una red de seguridad, ni un camino claro. Le expliqué que no era sano llegar para ser una carga para la otra persona, una responsabilidad, una preocupación. Existe una posibilidad remota de encontrar un traslado por motivo laboral ya que este encuentro fue por causa de un viaje de trabajo, y esto sería lo más práctico. La otra eventualidad menos dramática es todavía más sencilla: buscar un espacio vacacional de la otra persona para invitarla a conocer este rincón.
La reacción fue una exaltación pese a ser de lo más obvio. Hay que entender que el enamorado de repente se vuelve ciego y deja de ver las cosas con claridad. Entre disfrutar la sensación de las mariposas de fuego en el pecho y el vientre, y llorar por el sufrimiento de lo inalcanzable (un poco de masoquismo?) se pierde de vista la búsqueda de soluciones.


El amor no es solamente una sensación o un sentimiento, es una decisión, un deseo de compartir a largo plazo, de comulgar con la otra persona en un mundo real. Yo no sé cuánto duraría esta sensación o este deseo ardiente. Quizás sea solamente ganas de tener algo por imposible o difícil y una vez lográndolo, aburrirse y dejarlo ir. Los valores del amor en nuestros tiempos han cambiado, y muchos ya no creen en el vivieron felices para siempre. Soy un ávido devoto de las relaciones a plazo indeterminado. Si los dos se aman con respeto y voluntad de querer estar juntos, todos los obstáculos se pueden superar, todos los argumentos se pueden debatir, todas las justificaciones se pueden disuadir. La relación es siempre de dos, si uno pierde la fe y decide ya no querer, no se puede enmendar. No existe la relación perfecta, no existe el novio o la novia que caiga como pieza de rompecabezas en nuestra complejidad. Todas las relaciones necesitan trabajo, entendimiento, comunicación, sacrificio, consenso, respeto de la individualidad del otro, costumbre a los hábitos del otro, aguantar lo que para nosotros son defectos del otro, y un ejercicio diario en hacer al otro feliz - en dar, en amar. Muchos confunden la chispa de pasión fugaz con el amor. Mientras sea un componente inalienable de una relación seria, es importante saber que tarde o temprano se va a consumir y lo que queda, es la decisión y el intento de hacer lo mejor posible para seguir creciendo. La alternativa es empezar todo de nuevo con alguien nuevo, con defectos nuevos, costumbres nuevas... Ya les contaré en una próxima publicación una historia personal de una adicción a las chispas.

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